Shien's Revenge, conocido en Japón como Shien: The Blade Chaser, es un juego programado por Almanic y publicado y distribuido por Dynamic Kikaku en 1994, llegando al mercado norteamericano en octubre del mismo año de la mano de Vic Tokai. Nos encontramos ante un curioso y original juego de acción en primera persona que casi parece una especie de Operation Wolf pero con ninjas, shurikens y katanas.
En todo momento veremos los brazos del protagonista como si los viésemos en primera persona, y nuestra misión es disparar shurikens a los enemigos que veamos por el escenario o espadazos a los que aparezcan frente nosotros más cerca, todo mientras el escenario va avanzando automáticamente. Al final de cada etapa nos aguardará un peligroso y descomunal jefe de fin de fase que ocupará casi toda la pantalla, y contamos, además de items y power-ups, con una barra de vida.
El apartado técnico está muy bien. Gráficamente vamos a ver unos enemigos variados y de buen tamaño que se mueven fluidamente y con buenas animaciones por unos escenarios variados y detallados que gozan de una gran ambientación, y además nos vamos a enfrentar a unos enormes jefes finales muy bien realizados. La música que suena está muy bien y ayuda a ambientar el juego, y además los efectos sonoros son de bastante buena calidad.
Entrando ya en lo que es la jugabilidad, nos encontramos con un juego con una mecánica muy interesante, sobre todo para los que gusten de los juegos estilo Operation Wolf, gozando además de un muy buen control y de una buena respuesta a los comandos que enviamos a través, del pad, del Super Scope o del ratón (se permiten los tres periféricos). Por otro lado, tiene una extensión bastante buena y de un nivel de dificultad bien ajustado que tira a elevado, excepto los últimos niveles que son muy difíciles.
Resumiendo, un muy buen shooter on rails estilo Operation Wolf que gustará a los aficionados a este tipo de juegos. Muy recomendable.
Jugar a este juego con el Super Scope tiene que ser un puntazo.
ResponderEliminarSí, y con el ratón, que también mola lo suyo.
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