Phantasy Star III: Generations of Doom es un juego programado, publicado y distribuido por Sega para Mega Drive en 1990, llegando al mercado europeo en 1991. Se trata de la tercera entrega de la saga Phantasy Star, por lo que nos encontramos ante un buen exponente de los juegos de rol con batallas por turnos. A pesar de que está considerado como el peor de los cuatro Phantasy Star de corte clásico, se trata de un juego entretenido y con una buena historia. En parte también puede ser porque es el más diferente de toda la tetralogía.
A pesar de todo esto, nos encontramos con la mecánica típica de la serie, por lo que es un juego de rol típico en el que debemos atravesar un mundo repleto de ciudades, castillos, bosques y mazmorras, produciéndose en ciertas zonas encuentros aleatorios con enemigos, a los que hay que derrotar en los combates por turnos propios de la saga. Sin embargo tiene ciertos cambios y novedades que lo alejan bastante de los demás títulos que forman está estupenda serie. A parte de que la ambientación presenta un tono más de mundo medieval de lo habitual en la saga (sin prescindir de los elementos de ciencia ficción que también forman parte de la misma), hay pequeñas modificaciones en el sistema de combate. Pero sin duda el mayor cambio reside en la propia historia al abarcar tres generaciones diferentes que se generan al tomar decisiones en determinados puntos de la aventura, lo que le da un punto de rejugabilidad, aunque hay que decir que son pocas decisiones en la que elegimos con quién nos vamos a casar, pero el resto de la historia es más bien lineal.
El apartado técnico está muy bien. El aspecto gráfico se aleja completamente del resto de la saga al no presentar esos entornos futuristas, sino que se nos presentan unos decorados de corte fantástico/medieval más común en un juego de rol, con sus ciudades con castillos y casas de piedra, por cierto todo bastante detallado y bien ambientado, aunque sin ser una maravilla. Los sprites de los personajes sí recuerdan a los típicos de la serie, y también aparecen las imágenes estilo manga para algunas conversaciones, pero son menos espectaculares que las vistas en otras entregas. Las melodías que nos acompañan está bastante bien y son acordes a la zona y al momento, mientras que los efectos de sonido son escasos y sencillos, aunque suficientes.
Pasando al tema de la jugabilidad, hay que decir que pese a estos cambios la mecánica esencial del juego es la misma, y además goza de un control bastante sencillo y unos menús bastantes intuitivos y fáciles de usar, y además el sistema de generaciones también repercute en la jugabilidad, porque dependiendo del linaje los diferentes personajes tendrán unas habilidades u otras. El juego tiene una duración interesante y una dificultad bien ajustada que tira a elevada.
Mil años antes del comienzo del juego, dos facciones — uno liderada por el espadachín Orakio, la otra por la hechicera Laya — estaban enzarzados en un conflicto amargo. Un intento de paz fue hecho cuando los dos dirigentes se reunieron para un armisticio, pero poco después desaparecieron misteriosamente. Esto coloca a las dos facciones en una situación precaria, pues cada uno culpó al otro de la desaparición de sus líderes. Todas las comunicaciones entre el Orakians y el Layans fueron suspendidas, estaba prohibido viajar entre sus respectivos mundos, y los dos grupos se tambaleaban al borde de la guerra.
El jugador toma el control de Rhys, príncipe heredero del Reino Orakian de Landen, en el día de su boda con Maia, una misteriosa amnésica que apareció en la costa de Landes dos meses antes. Durante la ceremonia, un dragón, identificado como un Layan, de repente aparece y le arrebata a Maia, en lo que parece ser una escalada del conflicto abierto entre Layan y Orakian. Durante la búsqueda de Rhyss para encontrar Maia, recluta a varios personajes a su causa. En última instancia, se revela que la misma Maia es Layan — princesa del Reino de Cille — y que su secuestro fue en realidad un intento de rescate por su gente, que creía que había sido secuestrada por los Orakians hostiles.
En resumen, una interesante entrega de la serie Phantasy Star para Mega Drive que pese a ser la peor de todas no deja de ser un muy buen juego de rol. Muy recomendable.
Pero cuantos recuerdos me trae este juego: de pequeño, sin saber inglés, vagando por el mapa sin saber qué hacer pero pasando horas y horas matando bichitos. Ah, bendita infancia...
ResponderEliminarA mí siempre me ha parecido muy buen juego, aunque inferior a las otras entregas de la saga.
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