Instruments of Chaos starring Young Indiana Jones es un juego programado por Waterman Design y publicado y distribuido por Sega para Mega Drive, llegando para el mercado norteamericano y a Brasil de la mano de Tec Toy en 1994. Nos encontramos ante un juego de plataformas y acción protagonizado por el joven Indiana Jones con un planteamiento interesante, pero que se convierte en uno de los peores juegos de la consola por culpa de un pésimo control.
En el juego debemos controlar a esta versión joven de Indiana Jones, inspirado por supuesto en la serie del mismo título. Nuestro intrépido héroe puede caminar, saltar y usar tres tipos de armas, una pistola, grabadas y el icónico látigo. Los dos primeros tienen usos limitados, mientras que el látigo es de uso indefinido, pudiendo lanzarse en ocho direcciones distintas. A parte de emplearse para acabar con los enemigos, también se usa para engancharse y usarlo para balancearse de un lugar a otro. Con estas habilidades debemos recorrer diferentes regiones mientras derrotamos enemigos, resolvemos puzzles y accedemos a templos y demás edificios aventureros.
El apartado técnico es muy bueno, y de lejos lo mejor del juego. A nivel gráfico luce fantástico, con un buen sprite para Indy, quien está muy bien realizado y cuenta con muy buenas animaciones, además de una buena colección de enemigos variados y de buena calidad. Los escenarios son también a tener en cuenta, siendo variados y detallados, representando a la perfección la zona del planeta que tratan de emular. La música está muy bien compuesta y suena bien, mientras que los efectos de sonido son de buena calidad también.
Pero todo se tuerce en la jugabilidad, por una serie de errores y malas decisiones que lo enturbian todo. El más grave afecta al control. Aunque la idea del juego es buena y tiene un control sencillo, el manejo del látigo es atroz, es muy difícil de manejar, y es uno de los elementos más importantes del juego, y en general el control sobre el personaje está demasiado depurado. El segundo gran error afecta a los enemigos, los cuales se respamean tras su muerte a un ritmo demasiado rápido. Todo esto hace que la dificultad del juego se dispare excesivamente de forma artificial.
En resumen, un juego con buenas ideas y un apartado técnico muy bueno pero cuya deficiente jugabilidad lo convierten en uno de los peores juegos de Mega Drive.
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